En algún momento de mis días me olvide de las cortas despedidas,
y también de lo necesarias que son estas para evitar románticas epístolas,
me olvide de eso y de uno que otro principio de dignidad,
me olvide de mi y de tus grandes ganas de figurar, en mi vida,
como ese plato de comida, como el desayuno, como ese bus, como ese parque, verde,
porque no madura, como tu y yo, como yo y el tiempo, que envejecen, pero no aprenden,
solo recuerdan, para la autocompasión, para el ruido y para el silencio, para gritarlo y
esconder la mano.
Ahora sola yo me vasto de mis hojas y una larga despedida, porque cariño mío, y de
otros, no estoy dispuesta a terminarte, solo puedo fingir una infantil ausencia,
no puedo terminarme, solo puedo desahogarme.
Mañana ahogarme.
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